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LA ASOCIACION DE REMO DE CONCEPCION

Cómo era de esperarse llegaron últimos en todas las regatas en que participaron, pero lograron conquistar el apoyo mayoritario del público y demás deportistas por su entusiasmo y esfuerzo.
 

Al regresar a Concepción debieron seguir intentando el asentimiento del Español. Con esa finalidad, Tesser pensó en muchas ideas, hasta que recordó que su peluquero de toda la vida era miembro de la colectividad peninsular, don José Tosso, que había remado con su padre en los tiempos en que se prácticaba la actividad en la “Laguna de Las Tres Pascualas”. Con su apoyo, logró seducir a los hispanos, y de esta forma pudo formar la asociación, con lo cual lograban comprar las 3 primeras embarcaciones, las cuales llegaron durante aquel año.


De esta forma lograron acceder a las primeras inversiones. Gracias a la subvención de 10% por parte de los clubes, más los aportes propios encomendaron LA ASOCIACIÓN DE REMO DE CONCEPCIÓN. La construcción de las tres primeras yolas de río a los “Astilleros Hitzler” de Valdivia, por $50.000 cada una y la construcción de la primera Casa de Botes, por $20 mil.


Un 16 de febrero de 1951, en la oficina de Víctor Tesser, ubicada en calle Barros Arana Nº 541  3er piso, en el edificio del entonces Teatro Cervantes, se reunieron representantes del Club Atlético Italiano, Club Deportivo Español y Club de Regatas Victoria del Club Gimnástico Alemán, con la finalidad de constituir oficialmente la Asociación de Remo de Concepción. Esta vez, lo primero en definir fue la conformación de un Directorio, integrado de la siguiente manera:

  • Sr. Víctor Tesser Santin, Presidente
  • Sr. Pedro González Asuar, Vicepresidente
  • Sr. George Peter, Secretario
  • Sr. Ezio Anconetani, Tesorero
  • Sr. Mario Lanata, Capitán General
  • Sr. Miguel Torregrosa, Director
  • Sr. Francisco Esquerré, Director

Llacolen

González Asuar y Esquerré formaban parte del Directorio cumpliendo finalidades claras. En el primer caso, se trataba de un destacado y conocido ingeniero y constructor penquista, que otorgaría prestigio y contactos con las autoridades de la época. En cuanto a Esquerré, era uno de los hijos del dueño de los terrenos donde los muchachos habían escogido instalar su sede.

El señor Mario Lanata recuerda que “Cuando decidimos construir nuestra primera Casa de Botes, en un sector de la Laguna Chica de San Pedro, proceso en el cual me tocó ir donde Emilio Niedbalski, propietario de “Cierros BíoBío”, a conseguirle un cerco, de inmediato comenzamos a construir en un sitio que conocíamos, ubicado a 10 metros del agua, hasta que de pronto apareció un señor que resultó ser el dueño, se llamaba Juan Esquerré, decano del Cuerpo Consular de Concepción, padre de Jack, Francisco. Le dimos explicaciones, pedimos disculpas y solicitamos en el acto el permiso para edificar lo que ya teníamos avanzado casi en un 100%. Él accedió, pero nos pidió que metiéramos en el deporte a su hijo Francisco”.


Siguiendo con el proceso de formación del Directorio de la Asociación, en Agosto de 1951 presentaron sus renuncias George Peter y Pedro González Asuar, por no poder dedicarle el tiempo requerido al proyecto. En reemplazo asumieron los señores Berend Wilkens, gerente de Gildemeister, miembro del Deportivo Alemán y amigo de Tesser, como Vicepresidente, el señor Miguel Torregrosa en la secretaría, mientras José Giubergia fue incorporado como director, en representación del Italiano.


Respecto de la primera Casa de Botes, se construyó con materiales conseguidos y rústicos, como tapas de pino, tenía capacidad para tres botes por lado y no poseía baños, vestidores, duchas, ni menos luz eléctrica, de modo que la naturaleza en pleno era la compañera en esos tiempos.


Esta primera Casa de Botes fue inaugurada y bautizada, junto a las primeras yolas, en una solemne ceremonia efectuada el 18 de noviembre de 1951. Se escogió como madrina de la Casa de Botes a la señora Paula T. de Esquerré; el Gimnástico Alemán bautizó su bote con el nombre “Onkel Heinz”, en honor al presidente del club (Heinz Jensen), otorgando el título de madrina a la señora Ema S. de Jensen; el Italiano hizo lo propio, y bautizó su yola con el nombre de “Italia” designando a la esposa del cónsul, la señora Mery B. de Passalacua como madrina; y, por último, el Deportivo Español bautizó su embarcación como “Manuel Beitía”, primer presidente de esa institución y designaron madrina a la señora Rosita R. de Grijalba, esposa del entonces presidente del club.

Posteriormente, el Directorio desarrolló diversas gestiones con el Jefe de la II Zona Naval, Contralmirante Pedro Espina, permitieron que éste ordenara al Capitán de Corbeta, Alberto Santelices y a dos subalternos, dirigirse hasta la Laguna Chica de San Pedro, a efectuar la medición de ella.
Fueron acompañados por Mario Lanata, Miguel Torregrosa y Juan Esquerré, determinando definitivamente el largo de 1800 metros, lo que permitiría la realización de todo tipo de pruebas de remo, aprovechando la circunstancia para marcar la pista en los 1500 y 1000 metros.

Con todas estas gestiones y avances, el 1° de noviembre de 1951, lograron correr la primera regata desde los tiempos de la “Laguna Tres Pascualas”. Cómo curiosidad, para permitir que el público apostado en la orilla de la Laguna pudiese ver la presentación, las carreras se corrían desde el cerro, hasta 500 metros hacia la derecha, es decir, “cruzadas”.


El año 1952 los muchachos de la Asociación de Remo de Concepción fueron nuevamente invitados al Campeonato Nacional en Valdivia, y esta vez clasificaron a las rondas finales en todas las categorías en que participaron, evidenciando un notable progreso y organización.

NECESIDAD DE FINANCIAMIENTO 

No obstante, en el mismo encuentro pudieron verificar que aún estaban muy lejos de constituir una organización desarrollada. Constataron que necesitaban dineros para mantener los botes, para comprar embarcaciones nuevas y para comprar un terreno donde instalar una sede definitiva. Se volcaron a todo tipo de formas de ingresar fondos, como pedir ayuda al Comité Regional de Fútbol para aumentar en $1 en el valor de las entradas y solicitar un aporte a la Municipalidad de Concepción. Ambas gestiones fueron rechazadas por lo que comenzaron a juntar diarios y papeles usados, más toda clase de medios que les significara dinero fresco. Pero nada era suficiente.


En una de tantas reuniones de Directorio, el señor Tesser propuso la realización de una Velada Bailable en el Gimnasio del Club Atlético Italiano, para la cual, se aprovecharía la histórica pasión de las colonias cuando se trataba de defender sus colores, a través de la elección de una candidata a reina.


Con el tiempo estos bailes se hicieron tradicionales. Meses antes comenzaban las ventas de votos a $1, personas identificadas con las colonias compraban o conseguían insertos en diarios y revistas, con motivo de promocionar a sus candidatas, visitaban espectáculos masivos y entregaban todo su esfuerzo, lo que, al mismo tiempo, ayudaba sobremanera a difundir las ideas de la naciente Asociación.
Para los bailes, entre los propios muchachos y sus amigos organizaban comisiones de trabajo. Estaban algunos que tenían a su cargo juegos como el “Pepito Paga Doble”, rifas, ventas de gorros, serpentinas y otras responsabilidades.


Gracias a todos estos esfuerzos, fueron adquiridas nuevas embarcaciones y lograron comprar un pequeño terreno de 60 metros de frente por 80 de fondo al señor Esquerré, el cual, además, contaba con una plantación de pinos de 20 años que fueron cortados y vendidos a favor de las escasas, pero crecientes arcas de la Asociación.

Necesidad de Financiamiento

En el sitio construyeron una segunda Casa de Botes, más completa, que contaba con servicios higiénicos, duchas, un pequeño vestidor y capacidad para 60 embarcaciones.
En esos meses Mario Lanata comunicaba al Directorio su alejamiento por un tiempo, por cuanto debía viajar a Santiago a terminar sus estudios de Medicina. Era uno de los ejemplos del esfuerzo de estos muchachos, que se levantaban a las 6 de la mañana, cruzaban corriendo o en camioneta el río BíoBío y remaban hasta las 8 horas, cuando retornaban a la ciudad para cumplir con sus estudios o trabajos.


Por la ausencia de Lanata, asume la Capitanía General, un gran amigo de Víctor Tesser, el señor Roberto Kuhn, quien al poco tiempo tomó el mando de la tesorería y se transformó en uno de los puntales del proyecto.

Como premio a los esfuerzos, a comienzos de 1953 la Asociación fue beneficiada con el derecho a organizar el 7° Campeonato Nacional de Remo Amateur, que se efectuó los días 14 y 15 de febrero. Gracias a este evento lograron levantar un plano topográfico de la Laguna Chica, medirla, marcarla con postes de concreto y discos metálicos; limpiaron la falda de uno de los cerros aledaños donde construyeron una tribuna de madera con capacidad para 5 mil personas, apoyada por caminos y barandas; construyeron un muelle de 75 metros al estilo usado de los Juegos Olímpicos de Helsinki, adquirieron un segundo terreno, esta vez de 4.800 mts2, al señor Esquerré, construyeron una nueva “Casa de Botes”, con capacidad para 35 embarcaciones, y transformaron la antigua en vestuario.
El 20 de noviembre de 1953 fue invitado a visitar la zona, el entrenador argentino Osvaldo “Bambi” Ugarte, quien dictó unos breves cursos de gimnasia.

LA IDEA DE UN CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO

Club Social Deportivo

Antes de dejar la ciudad sostuvo una reunión con los muchachos de la Asociación, recomendándoles la contratación de un compatriota suyo, campeón sudamericano en Brasil. Se trataba de Higinio “Pibe” Sevilla. A mediados de 1953 una delegación de la naciente Asociación de Remo de Concepción, encabezada por Victor Tesser, emprendió viaje hacia Argentina, con la intención de contactar, conversar y contratar al entrenador Higinio Sevilla, quien vendría a fines de ese año de visita a Chile por 3 meses, y en octubre de 1954 establecería definitivamente su hogar en Concepción, colaborando una vida entera en la institución, de la cual fue administrador, e impulsor de sus jardines y algunas construcciones.
Aprovechando el viaje a Buenos Aires, el Directorio conoció en terreno las instituciones deportivas de Buenos Aires, constatando una realidad totalmente distinta a todo lo que habían pensado. Y lo propio confirmaron viajando a Perú, donde observaron al Club Lima.

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