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FUNDADORES

VICTOR TESSER SANTIN   (1920 - 2005)

Victor Tesser

Nació en Concepción, un 23 de febrero de 1920, en el seno de una familia de padre y madre de sangre italiana, junto a otros 7 hermanos.

Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Alemán, época en la que ya solía salir a jugar y nadar en la entonces no urbanizada Laguna Chica de San Pedro.

Casado con Libia Denevi Goimil, dio vida a 3 hijos Enzo, Anabella y Nena y de aquellos 9 nietos y 9 bisnietos. Empresario, fue representante de importantes empresas, compartiendo parte de su vida laboral con su pasión por el deporte, particularmente del remo, al punto de facilitar su propia oficina para las reuniones de la institución que sería Llacolén.

Reconocido fundador de esta gran institución, fue presidente del directorio, preocupado incluso hasta los dias de su fallecimiento del buen caminar de ella.

MARIO LANATA FENOGLIO   (1925 - 2020)

MARIO LANATA FENOGLIO

Nacido en Sestri Levante, Italia, un 24 de marzo de 1925, llegó a vivir a Iquique, en el norte de Chile a la edad de 10 años. Allí estudió en el Liceo de Hombres, dando su bachillerato en 1945.
Estudiante de Medicina en la Universidad de Concepción, dio exámenes de grado en la Universidad de Chile en 1953, titulándose de médico traumatólogo.

Un 22 de enero de 1956 contrajo matrimonio con Ruth Fuenzalida Gajardo, con quien tuvo 4 hijos Ana María, Juan Carlos, Gabriela y Mauricio y 12 nietos. Fundador de Llacolén, fue Director y Presidente, dedicando su vida al club hasta el año 1987 en que dejó paso a nuevas generaciones de entusiastas autoridades.

MIGUEL TORREGROSA EINERSEN   (1923 - 2015)

Miguel Torregrosa

Nacido un 19 de febrero de 1923, era hijo único de una familia compuesta por un emigrante Catalán, y una joven descendiente de noruega.

Recibido como Contador, del Instituto Superior de Comercio, trabajó en la tienda de sastrería “Torregrosa y Anglada” de propiedad de su padre, y posteriormente dedicó sus esfuerzos a los negocios del turismo.

Casado con María Laura Pablo Elorza, con quien tuvo 4 hijos, Miguel, Verónica, Pablo, Laura, actualmente comparte su vida con la señora Thyris Orellana. Uno de quienes dieron vida a Llacolén, destacó como remero, deportista y piloto civil.

CARLOS ROBERTO KUHN ARCAYA

Carlos Roberto Kuhn

Nacido en Concepción, un 11 de octubre de 1926. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Alemán. Mayor de tres hermanos (Ronald y Lucy), contrajo matrimonio con María Artigues Jiliberto, con quien dio vida a tres hijos, Ricardo, Patricio y María Verónica.

Desde muy joven estuvo ligado al deporte, particularmente Gimnasia en Aparatos y Remo, formando parte de quienes fundaron Campos Deportivos Llacolén, siendo Tesorero y Director.
Profesionalmente fue reconocido como un importante empresario, primero a través de una distribuidora de licores “Grillo y Kuhn”, y más tarde de un taller automotriz “Roberto Kuhn y Cía.”

EZIO ANCONETANI GIGLIONE   (1917 - 2004)

Ezio Anconetani

Nacido 13 de enero de 1917 en Lesi, pequeño pueblo de la provincia de Ancona, Italia, llegó a Chile en 1931, al cumplir 14 años de edad.

Comerciante, desde aquella juventud conoció a inolvidables amigos, con quienes solía concurrir a la Laguna Chica de San Pedro a disfrutar de las aguas de lo que llegaría a ser LLACOLÉN.

Socio N° 8 del Club, dedicó toda su vida a él, formó parte de sus directorios, conoció a su esposa en una de las fiestas de las colonias, y dejó la herencia de su amor por la institución en sus hijos y nietos.

Una Casualidad que perdura 50 años

Hacia fines de 1949, Víctor Tesser Santín era socio de una firma comercial al tiempo que formaba parte del Atlético Italiano. Desde su temprana juventud solía subir a su lancha a motor y cruzar el gran río BíoBío, para ir a jugar o nadar en la Laguna Chica de San Pedro, que por entonces formaba parte de la comuna de Coronel.

Cuenta Víctor Tesser que “Por casualidad del destino, en ese año recibí en Concepción a un amigo, deportista valdiviano. En una de tantas conversaciones que sostuvimos él comenzó a fanfarronear acerca de su ciudad, y entre todo lo que me decía me habló del remo y sus maravillas... ‘Y ustedes, ¿porqué no reman?’ me preguntó… ‘De adónde’ le dije yo... Si ni siquiera tenemos botes... ‘Los que existían se quemaron en los años ’30’. ‘Pero cómprenlos en Valdivia’, me insistió él, y yo le respondí que eso era muy complicado, debían ser muy caros y no teníamos dineros. Entonces, en ese momento este amigo me sugirió que la solución financiera estaba en integrar una asociación”.

Con esa idea en mente Víctor Tesser viajó a Talcahuano, donde desde hacía poco más de un año ya existía una Asociación, a la que le pidió autorización para integrarla junto a su club. Sin embargo, la eterna rivalidad existente entre porteños y penquistas negó cualquier esfuerzo. “Arréglenselas ustedes mismos”, recuerda Tesser que se le dijo, y al instante le respondió, “Así lo haremos, pero sepan ustedes señores, que el día en que nosotros demos nuestros primeros pasos como asociación, será el día en que ustedes comiencen a desaparecer”. Dicho y hecho.

De esta forma no quedaba otro camino que formar una asociación, para cuya realidad los reglamentos respectivos señalaban que se requería de un mínimo de tres clubes.

A través de periódicos, cartas, conversaciones directas o telefónicas, Tesser inició una campaña de invitación a todos los clubes existentes en la ciudad de UNA CASUALIDAD QUE PERDURA 50 AÑOS ?Concepción?. El resultado fue la llegada, a la primera reunión informativa, del Gimnástico Alemán, Deportivo Español, Atlético Italiano, y otros clubes locales como el club de Natación y Boga Playa Chica, Lord Cochrane, el Industrial y otros. Inmediatamente formaron un primer directorio interino, con el cual acordaron algunas tareas a desarrollar, para volver a encantar a la comunidad con el remo, decidiendo instalar su sede en la Laguna Chica de San Pedro, dadas las condiciones geográficas, estar muy cerca de Concepción, y, sobretodo, por su espejo de aguas muy calmadas que parecían tener una dimensión aproximada de 1800 metros, ideal para obtener categoría internacional. Siguiendo con la asamblea, Tesser Santín dió lectura a los requisitos necesarios para formar parte de la asociación, partiendo por informar que cada club debía comprar al menos un bote, que por esos días tendría un costo aproximado de $50 mil pesos. De inmediato el entusiasmo cayó al suelo, renunciando varios clubes al proyecto.

Rama Deportiva-Remo

Perseverante, Víctor Tesser inició entonces la tarea de convencer a cada club por separado. Partió por su casa, el Italiano, donde curiosamente encontró ciertas dificultades, fundamentalmente a causa del temor existente en aquella institución a incurrir en una inversión que sonaba muy alta por esos años, pero que, finalmente, logró disipar, motivándoles a crear la rama y a comprar un primer bote. El segundo paso fue el Deportivo Alemán. Sus dirigentes eran antiguos remeros, y por lo mismo aceptaron la invitación de Tesser, aunque no sin antes solicitarle una condición: “Qué él asumiera como representante del club en la Asociación. “¡Pero si yo no tengo nada que ver con ustedes!”, les remarcó Víctor Tesser. “Mi única cercanía es haber sido alumno del Colegio Alemán”.

Pero no le quedó otro camino que aceptar el requisito, aunque dejando en claro que lo haría sólo por un año, luego del cuál volvería al Italiano”. De esta forma la futura Asociación ya contaba con dos de tres integrantes. Tocaba el turno del último club necesario, y Víctor Tesser sabía ya de lo inútil que sería cualquier intento con los clubes locales, de modo que no quedaba otra solución que ir por el Español.

En ese proceso estaban cuando fueron invitados a participar, a comienzos de 1951 del 5° Campeonato Nacional de Remo de Valdivia, al que no dudaron en asistir con lo que tenían, un equipo del Alemán y otro del Italiano. Allá mismo les facilitaron un bote a cada uno, y los muchachos se dieron a la aventura, sin más experiencia que el haber intentado practicar unas cinco veces durante los meses anteriores, en embarcaciones facilitadas en Talcahuano, más aún, en pleno mar.

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